Nuyorkino, nacido en el 43, de profesión arquitecto, Negroponte es uno de los más reputados “gurús” de la informática y ha acompañado protagónicamente la expansión de las computadoras durante los últimos 40 años. Su libro Being Digital de 1995 sintetizó los avances y señaló rumbos para el futuro de la era digital. Profesor en el MIT[1], fundó ahí el Media Lab en 1985, destinado a servir de interfaz entre el mundo científico-académico y el mundo de la gran industria.
En 2005, lideró la fundación de OLPC (One Laptop Per Child), proyecto educativo sin fines de lucro que se impuso la meta de diseñar una laptop que costara $100 destinada a ser usada masivamente por los niños de las poblaciones lejanas, aisladas y pobres de los países del tercer mundo. Es decir, a los niños pobres entre los pobres. El proyecto involucró a académicos, educadores, inventores, industriales y políticos unidos bajo la figura de Negroponte y animados por un fin filantrópico bajo la modalidad “sin fines de lucro”.
A las ventajas que brindan las PC de escritorio conectadas a internet, las laptop añaden las bondades de la portabilidad. En la última década, el mercado de las laptop o notebook, se ha expandido especialmente en los ámbitos de los negocios, profesionales y académicos. Entre sus desventajas más notorias está su precio normalmente mayor que el de las PC de escritorio, la disponibilidad de fuentes de energía, la fragilidad y la poca duración comparativa. La empresa de diseñar una laptop cueste $100 y que sea apropiada para su uso por niños en condiciones de pobreza en ambientes poco convencionales y hasta hostiles, impone retos mayúsculos y exige de enormes proezas tecnológicas.
Es por eso que cuando la idea se dio a conocer en 2005, la industria recibió la noticia con sonrisitas indulgentes. Para no pocos, el loco Sr. Negroponte estaba ingresando en su fase delirante. No lo creyó así por lo menos Mary Lou Jepsen, ingeniera y doctora en física, que aceptó ser la única empleada a sueldo de la naciente organización.
La creciente brecha tecnológica y cultural que separa a los países desarrollados de los nuestros, es de los problemas centrales del mundo contemporáneo y OLPC se propone ayudar a remediarlo concentrándose en potenciar la capacidad de aprender de los niños más pobres. La comercialización de los dispositivos se pactaría con los gobiernos dispuestos a asumir la doctrina OLPC de entregar a los niños la propiedad de los aparatos, por lo que la XO-1 también sería llamada “la laptop de los niños”.
Aunque los resultados previstos por el proyecto aun no han podido ser constatados en la práctica, la idea es tan audaz y seductora que permite conjeturar resultados de gran trascendencia.
Aunque los resultados previstos por el proyecto aun no han podido ser constatados en la práctica, la idea es tan audaz y seductora que permite conjeturar resultados de gran trascendencia.
OLPC debía convencer a los dignatarios mundiales y a los líderes de los países ricos de que el problema de la violencia crece y se alimenta por la exclusión en que irremediablemente caen los niños de los países pobres que crecen sin acceso al mundo moderno. (Si Uds. no quieren ser un pequeño mundo rico y desarrollado rodeado de innumerables pobres que no los entienden y los odian, y que eventualmente intentarán asesinarlos, esfuércense por disminuir esa brecha tecnológica que a la larga puede engullirnos a todos.)
A los gobiernos del 3er mundo, debía convencerlos de que la solución a sus problemas de gestión educativa pasa necesariamente por impulsar el uso de internet y de las computadoras como “instrumento para pensar” para los niños más pobres. Sólo así, sus pueblos tendrían acceso a las oportunidades de desarrollo que ofrece el mundo moderno. Propondría para lograr esto sus laptop XO-1 a un precio tendiente a los $100 siempre que se vendiera por lotes del orden de los millones.
Los industriales de las computadoras, por su lado debían ser persuadidos para que cooperen con fondos y pericia técnica que ayude a construir la laptop de $100 para beneficio de los niños pobres de los países pobres. Estas laptops serían adquiridas por los gobiernos tercermundistas para ser donadas a sus niños, que por su condición paupérrima están y normalmente continuarían estando excluidos del mercado que interesa a los vendedores de computadoras. Los industriales serían reconocidos por su labor humanitaria y se beneficiarían con la expansión del mercado, considerando que un niño usuario de XO-1 seguiría probablemente usando computadoras el resto de sus vidas. A nadie podía parecer un mal negocio.
3 años después de iniciado el magno proyecto, la laptop llamada XO-1 ya existe y pronto se empezara su fabricación masiva. Las innovaciones tecnológicas realizadas en el diseño de esta laptop dedicada a los niños más pobres del tercer mundo, son extraordinarias y están muy por encima de los estándares de la industria. Sin embargo el proyecto aun no ha logrado su oferta más atractiva: llegar al precio de $100 por unidad.
La realidad es que las expectativas originales de Negroponte (150 millones de niños con una laptop al final de 2008) no se podrán alcanzar porque los planes de comercialización con los países del tercer mundo han marchado a ritmo muy lento y en muchos casos han retrocedido debido a obstáculos puestos por magnates de la industria de las computadoras que no se han dejado conmover por los propósitos filantrópicos de OLPC y han hecho lo posible para desestabilizarla!
¿Por qué los ricos se interesan tanto en los niños pobres entre los pobres?
Si bien los países desarrollados “inventaron” los contemporáneos derechos humanos, la conciencia ambiental, la cultura de la paz, es paradójico que ellos hayan sido y sean a la vez sus principales violadores. A pesar de sus Alianzas para el Progreso, de sus invasiones disimuladas o descaradas, de sus amenazas, conspiraciones y guerras para salvar la democracia y al mundo de las manos de Satanás. Y sin embargo ¿quién podría estar tan endurecido para negar algún principio bienechor en los corazones de los filántropos blancos? Baste pensar en el conspicuo hombre de la izquierda peruana que goza de una beca norteamericana para escribir un libro que probablemente resulte ser antinorteamericano, o en las reinas del pop que fatigan las barriadas del tercer mundo en busca del bebé desnutrido que han de prohijar.
Todo es poco lo posible
Desde siempre la caridad ha sido sospechosa de servir como enjuague de pecados. Siempre estamos muy dispuestos a imaginar que si todo el mundo se pusiera de acuerdo en practicar sólo moderadamente la caridad, los graves problemas que aquejan a la humanidad llegarían a su fin. La caridad que se ejerce y sólo la que puede medirse en USA, es del orden de los 300mil millones de dólares anuales. Resulta sorprendente que esta elevada cantidad no alcance para solucionar ni siquiera los problemas más agudos de la humanidad. Algunos espíritus desesperanzados o codiciosos estarían dispuestos a afirmar que un mundo sin caridad sería idéntico al que conocemos o aun mejor.
El tema toma una relevancia brutal cuando la gran industria informática ha abierto hostilidades desde frentes diversos a una empresa aparentemente pulcra en que convergen la inteligencia y el espíritu benefactor.
Para la organización filantrópica OLPC, la primera semana del 2008 está signada por la crisis más importante de su corta y brillante existencia. Dos hechos mayores la han causado: La partida de Intel del proyecto aduciendo “razónes filosóficas” y la partida de la ingeniera jefe Mary Lou Jepsen para pasar a dedicarse a actividades lucrativas.
INTEL Corporation, es el número uno de los fabricantes de procesadores con algo más del 80% del mercado global. Ellos se aproximaron a OLPC hace apenas 6 meses, en julio 2007, ostentando un historial de donaciones de 100 millones de dólares anuales a proyectos filantrópicos educativos y fueron aceptados dentro del proyecto al que apoyarían financiera y técnicamente. En realidad Intel tenía proyectos propios y no se esforzaba demasiado en ocultarlos. A la vez de participar como miembro de OLPC, estaba desarrollando una laptop llamada Classmate PC de características similares a la XO-1, dirigidas a niños en edad escolar. No sólo eso: la estaba ofreciendo en venta (a precio inferior al costo de fabricación, según Negroponte) a los gobiernos de los mismos países pobres, entre ellos El Perú, en que OLPC tenía conversaciones avanzadas.
La partida de Jepsen, la jefa de ingenieros diseñadores de la XO-1, sin duda desestabiliza el proyecto. Ella es reconocida como la artífice de las más extraordinarias innovaciones técnicas de la XO-1 y en adelante dedicará su talento a otro proyecto de avanzada: el diseño de una laptop cuyo precio meta será de $75, esta vez con intenciones venales.
Otros importantes fabricantes, con la complicidad de Intel o Microsoft tienen ya, o han anunciado sus llamadas sub-laptops de bajo costo destinados irremediablemente a competir en el mismo mercado “inventado” por OLPC. Muchos de pre acuerdos que OLPC había establecido con gobiernos del tercer mundo se han caído y otros están tambaleando gracias a la labor de zapa de Microsoft e Intel. Cuerpos de publicistas y vendedores bien entrenados han sido transferidos por las corporaciones para cerrarle el paso a OLPC.
Según el Wall Street Journal, la crisis de OLPC se debe a que su concepto y su producto son demasiado buenos y eso ha excitado la codicia de los poderosos industriales por apoderarse de un mercado que antes ignoraban o desdeñaban.
Being Negroponte
Siendo Negroponte una de las personalidades más respetables en la ciencia de las computadoras, cuesta demasiado imaginar que un hombre como él pudiera pecar de simpleza o ingenuidad, que hubiera podido suponer que su proyectito filantrópico sería capaz de mantener en raya la codicia de la industria, que hubiera podido imaginar que Intel y Microsoft se iban a quedar cruzados de brazos mirando como en un año, 150 millones de niños tenían en sus manos laptops con tecnología de punta pero con procesadores AMD y sistema operativo Linux. Todo esto es muy difícil de imaginar ya que la capacidad de anticipación es la característica principal de las personas con justicia llamadas “gurús”.
Aunque OLPC no ha sido vencida todavía y sigue en la lucha, cabría conjeturar que el iluminado caballero Nicholas hubiera urdido su propia crucifixión y la de su proyecto en pos de la creencia fervorosa en que la humanidad sólo podría salvarse cuando las computadoras e internet llegasen a las manos de los niños más pobres. Porque todo parece indicar que con o sin OLPC, el cometido del proyecto estaría en trance de realizarse aunque sus ejecutores no sean aureolados filántropos sino millonarios comunes y corrientes.