lunes, enero 15, 2007

La explosión del video en internet

En abril de 2005, una minúscula empresa norteamericana publicó el primer video de su novísimo servicio en internet. En él se veía a un joven en un zoológico: era Jawed Karim, uno de los fundadores de YouTube. Dieciocho meses después Jawed, había dejado de ser un modesto joven emprendedor para convertirse en multimillonario. Esto ocurrió en octubre de 2006 cuando YouTube fue adquirido por Google al costo de 1650 millones de dólares en una operación financiera que apareció en las primeras páginas de los principales diarios del mundo, incluidos los peruanos.

Desde que las computadoras personales empezaron a multiplicarse en los hogares hace unos veinticinco años, el desarrollo del video digital se convirtió en una codiciada meta. El video pudo ser digitalizado para producir archivos digitales capaces de simplificar la edición, manipulación y reproducción del video en la PC. Nuevos soportes de video digital como DVD o video CD renovaron la distribución, pero el transporte del video por internet habría de vencer todavía grandes dificultades antes de hacerse una realidad.

Algunos analistas llegaron a profetizar la unificación de la PC y el televisor, aunque el curso de los acontecimientos no ha favorecido que vaya a ocurrir algo así. Es perfectamente posible ver la televisión en una computadora, pero tal cosa no ocurre con frecuencia. Los televisores, en cambio, se construyen casi exclusivamente con el fin de ver televisión, tienen una calidad de imagen excelente, son baratos, fáciles de usar y el tamaño de las pantallas puede satisfacer ampliamente el ansia de realismo del auditorio. Indudablemente los televisores siguen siendo los instrumentos predilectos para ver televisión. A pesar de esta constatación, y en un ámbito sensorialmente mucho menos seductor (por el momento), el llamado “video de internet” está ampliando velozmente su espacio en la vida de los millones de usuarios de computadora. Especialmente, en los últimos dos años.


La importancia de la impaciencia
Hasta entonces, la conducción de videos por internet estaba limitada a lo que se llamó download (“descarga” en castellano): una copia del archivo digital de video, baja a la computadora del usuario desde el servidor en que está alojado. Sólo una vez concluida la descarga, puede ejecutarse la reproducción.

Los archivos de video están normalmente entre los más “pesados”. Un segundo de video originado en una camcorder digital DV (el más popular de los formatos actuales) significa un peso de 3.6 Megabytes. Un video de una hora en tal formato tendría un peso aproximado a 13 Gigabytes. A velocidades actuales promedio de internet, el transporte de tal archivo tomaría semanas.

Tenemos aquí un criterio inicial de comparación: semanas de descarga via internet para poder ver una hora de video mientras que en un televisor no hay necesidad de esperar. Basta con encender el aparato y tendremos programación continuada por horas. Si se recurre a comprimir el video digital para que pese menos y no demore tanto en bajar, esto se hará en perjuicio del tamaño de imagen y de la calidad del video. Otra vez con enorme ventaja a favor de los televisores.

Sin embargo, a principios del 2005 se produjo un punto de inflexión en el desarrollo del video por internet. Fue el advenimiento de YouTube: una novedosa página web que permitía subir videos de limitada duración, alojarlos y ponerlos a disposición de quien los quisiera ver en internet. Para mostrarlos, YouTube utilizó la tecnología llamada video streaming cuyo propósito es que los vídeos se puedan ver casi inmediatamente después de hacer un clic en el enlace. Es decir, suprime la necesidad de la penosa espera de las descargas.

En la simplicidad del procedimiento para que los usuarios subieran sus videos, en la virtual inmediatez con que éstos podían verse y naturalmente en la gratuidad del servicio están probablemente las principales razones por las cuales en un año y medio, YouTube tuvo un crecimiento tan asombroso. Aunque no es el único en ofrecer este servicio, YouTube se jacta de mostrar el 60% del total de los video que se ven en internet.

La tendencia ascendente de este auge del video por internet no tiene por ahora un límite previsible. Otras variables tecnológicas que han favorecido el fenómeno son:
a) Abaratamiento de los sistemas de almacenamiento de datos (discos duros)
b) Mejoramiento en la compresión del video: 10 minutos provenientes de una camcorder de formato de video digital DV pesarían 2.16 GB. lo cual es excesivo para su tráfico por internet. Para que este video de origen DV pueda ser subido a la red, en las actuales circunstancias, deberá pasar previamente por una operación de compresión. Es decir, por un programa (o tarjeta) que, alimentado con el video original, produzca una versión comprimida del mismo. En términos más mundanos significa disminuir el tamaño de pantalla y la calidad del sonido e imagen originales hasta donde sea tolerable con el fin de de reducir el peso del archivo. Normalmente el tamaño del video de internet, está reducido a un cuarto del original y su calidad es notoriamente inferior, pero a un nivel tolerable que no llega a afectar las cualidades comunicacionales del video. La compresión es mejor cuando baja más el peso conservando mejor el tamaño y la calidad.
c) Abaratamiento de los servicios de tarifa plana y mayor ancho de banda a disposición del usuario doméstico de internet (que en nuestro medio se relaciona con el advenimiento del servicio Speedy). El ancho de banda puede compararse al diámetro de la cañería de datos disponible
d) Abaratamiento de la captura y edición de video doméstico: Las cámaras digitales domésticas de formato digital DV ofrecen gran calidad de imagen a costos cada vez menores. Por otro lado la capacidad de editar el video, que ahora está al alcance casi para cualquier computadora adquirida en los últimos 2 años.


¿Puede el video de internet, en las condiciones actuales, competir con la televisión?
Se debe entender que el video de internet está apenas en su etapa auroral. Los actuales servicios gratuitos permiten que un video sea publicado pero en condiciones modestas: el tamaño de la imagen es aproximadamente de un cuarto de pantalla y la calidad es sólo aceptable. La extensión de los videos se limita a 10 minutos. Por otro lado, las condiciones de tráfico en las redes, puede en algunos casos afectar el visionado fluido de los videos. A pesar de estas dificultades, al empezar el 2007, YouTube está mostrando 100 millones de videos cada día. Es evidente por qué el fenómeno es visto como un notable reacomodo en el ámbito mediático. Algunos de los videos de YouTube tienen alrededor de medio millón de visitantes cada vez que suben un video nuevo: este es el caso de lonelygirl15, probablemente la primera “superestrella” del video en internet.

Es dable suponer que la gente está viendo menos televisión y más videos de internet. No hay razón para dudar que los 700 mil millones de dólares que se gastan anualmente en publicidad tendrán que experimentar el reacomodo correspondiente. Esto explicaría satisfactoriamente el extraordinario aumento del valor de YouTube en apenas dieciocho meses.

Actualmente, los elementos básicos necesarios para producir programas de video están al alcance de muchos. Diez años atrás, sólo las productoras especializadas podían realizarlos y al costo de varias decenas de miles de dólares. La publicación a gran escala de estos vídeos era posible sólo a través de su emisión por TV. Ahora, cualquier persona es libre de publicar sus videos por internet para el mundo entero.

De manera semejante a los viejos tiempos del cine militante de la década del 60, la explosión del video de internet abre espacios insospechados para cualquier persona con una cámara, una computadora y (en el mejor de los casos) una idea en la cabeza.