José Carlos Chiri Zapata |
Resuena una vez más el Cantar del Microchip después de un silencio largo pero nutritivo, animado por una simpática sorpresa: hemos accedido a un importante trabajo del joven investigador peruano José Carlos Chiri Zapata que revisita un asunto científico tricentenario en “La Ley de Hooke en resortes, una aproximación”. Aunque antiguo, este importante tema se beneficiará sin duda con la mirada inquisitiva de un joven espíritu contemporáneo. Invitamos a los interesados a examinarlo en su integridad.
El regreso de Robert Hooke
Solo en 1956, más de 300 años después del nacimiento de Robert Hook (1635-1703), se publicó por primera vez una biografía exhaustiva del connotado científico inglés. Algo en verdad sorprendente si se considera la importancia de su obra en la historia de la ciencia, sin contar con que era poseedor de una personalidad fascinante, aunque extraña.
Robert Hooke (1635-1703) |
Sir Isaac Newton (1645-1723) |
Abundando en calificativos, cuenta Asimov: “Por un lado [Hooke fue] un experimentador ingenioso y capaz en grado sumo en casi todos los campos de la ciencia y, por otro lado, un individuo desagradable y
discutidor, antisocial, mísero y conflictivo… su presa predilecta fue Isaac Newton el genio trascendental (pero cobarde moral), a quien en más de una vez redujo a la distracción y finalmente llevó a la crisis nerviosa”.
La poca fortuna del legado de Hook (sus archivos se desperdigaron, se extraviaron y hasta hoy no se han terminado de publicar) hizo que la figura de este palideciera mientras que la de Newton adquiría la magnitud colosal y el fulgor con que imperó en el mundo científico hasta bien entrado el siglo XX.
En las dos últimas décadas, especialmente tras la conmemoración de los trescientos años de la muerte del sabio en 2003, el interés por su vida y trabajos entre los historiadores de la ciencia ha crecido en modo exponencial. Luego de siglos en la oscuridad, la figura de Hooke ha pasado casi a “estar de moda”. Estos nuevos estudios han revelado el vasto espectro de intereses del sabio, la sutileza de su genio y el poderoso rol seminal de sus trabajos, a tal punto que biógrafos modernos[1] han sostenido que Robert Hook nunca recibió el reconocimiento que se merecía y hasta se le ha denominado “El Leonardo de Londres”.
Sus aportes más trascendentes figuran en dos campos, hoy fuertemente segregados: en biología, con relación a observaciones microscópicas; y en física, con relación a las propiedades de los cuerpos elásticos, notoriamente, en la llamada Ley de Hooke referida a los resortes.
Aunque en rigor no es una "ley" ya que se refiere a un dispositivo específico y no una ley fundamental de la naturaleza (apenas un modelo idealizado útil, según Sears & Zemansky), fue esta última la delicada hebra que defendió contra el olvido el nombre de Hooke durante más de tres siglos. También es este el tema del encomiable trabajo del joven académico José Carlos Chiri Zapata que presentamos con entusiasmo para juicio y deleite de los interesados.
Laus Deo